Regresaste a mi vida cuando menos lo creía
Yo ya hasta me había convencido de que no me convenías.
Me hablé tan mal de ti, que por poco me convencía,
Que a veces mucho duermes, tal vez también lo que bebías,
Pronto me di cuenta, que eran todo tonterías,
Lo que realmente me detenía, es que sencillamente no me querías.
Me quise convencer de que no podía quererte,
Porque éramos amigos, y sabía que, de seguir, solo podría perderte.
Luego besaste mi frente, y la cólera me corroía,
Porque no sé si sabías, cuando en un abrazo me envolvías
que esos no se reparten indiscriminadamente,
Sin amor, sin ternura, ni salida.
Y con ese beso en la frente me di cuenta
Que efectivamente, había valido verga.
Que a pesar que antes estaba tan convencida,
No he de ser muy persuasiva,
Pues solo eso bastó para embotar mis intenciones,
Y descubrir que nuevamente me tienes aquí rendida.
¿Qué está pasando? ¿Dónde está la botella?
¿por qué me besas, si no has bebido de ella?
“Siempre has sido tú”, me dices a corazón abstemio,
Esta vez te creo, pues ya había esperado este momento.
Fue el amor más inesperado, aunque todos lo esperaban,
El correcto desencuentro, que finalmente se ha encontrado
Y tras tantos briagos desencuentros encontrados,
¿quién dice que lo que en alcohol germina no florece?