Me miró con anhelo y resignación una última vez. Inhalo la nostalgia, exhaló la tristeza en un suspiro.
-Perdón- dije en un hilo de voz.
-Está bien. Lanzamos monedas al aire y rogamos que el volado resulte a nuestro favor; por desgracia rara vez es así.
- Supongo que es verdad. No cualquiera puede hacer que coexista aquello que ama y desea con aquello que le corresponde. Esperamos tener la fortuna de que nuestras pasiones coexistan con nuestras virtudes, con aquello que somos capaces de hacer; hay tres pilares fundamentales a los que debemos aspirar colectivamente: la pasión, la razón y la oportunidad. Encontrar uno independiente de los otros no podría permanecer en equilibrio, condenándonos a permanecer estancados en la conformidad, o a aferrarse para siempre a un amor ajeno, con la vana esperanza de algún día...
-De ser correspondidos…
-Sean amores o sean pasiones ¡Qué bello es corresponder! - percibí una mirada desairada, casi con desprecio.
- ¿Y cuando es por el contrario? ¡Semejante tortura es conformarse por algo inferior a la plenitud! Ahora me veo obligado a aceptar lo que venga, aún si no me apasiona, y lo que es peor aún, ¡Aquí me encuentro apasionado y sin ser correspondido! Pobre infeliz… infeliz porque soy incapaz de ser otro adjetivo- le toqué el rostro con una pseudo-caricia que nunca encontró desenlace, pues él la arrancó casi de golpe.
-Pues ambos escenarios suenan aterradores y desoladores, pero es casi una apuesta segura terminar en ellos, al menos alguna vez. Pues aquel lugar donde coexisten la pasión y la razón, es apenas un recoveco diminuto, cuya apertura es una grieta casi imperceptible; es ahí donde se encuentra el amor.
“Se encuentra en un lugar tan recóndito e improbable, que no son muchos quienes son suficientemente tenaces para encontrarla de inmediato. Pero lo encontrarás, te lo aseguro.”
- ¿Y quién me lo garantiza? ¿Quién da garantía que no será otro amor unilateral, infructífero?
-Nadie. Eso es lo más bello; bello, pues en la certeza no hay misterio, no hay adrenalina y no hay pasión; bello, pues el riesgo genera anhelo, genera deseo y motivación, motivación que en existencia de una garantía es probable que esté de sobra. La garantía neutraliza toda emoción que le da sentido verdadero y legítimo al amor.
-Para ti es muy fácil. Tú ya has encontrado otra pasión, por eso me has dejado aquí varado a mi suerte y en expectativa. Ay de mí, pues tú encontraste el amor mientras yo solo era parte del camino.
-Es verdad que he encontrado el amor. Por mi parte he de agradecer que he sido de las pocas dichosas. Que he encontrado en unas cuantas letras, párrafos y a veces textos enteros mi refugio, pues en ellos me pierdo y paradójicamente me encuentro. Ellos me pertenecen y yo les he de corresponder a ellos.
“Y tú, mi amigo, cuando seas suficientemente afortunado para encontrar amor correspondido, aférrate. Aférrate como yo le he sido fiel a mis letras. Entre líneas, donde he encontrado sentido, pasión y razón, y solo espero la oportunidad. Entre líneas que recitan condiciones que no siempre leemos, que recitan los riesgos y peligros, pero que, si osamos aceptar, hemos de encontrarnos en el más maravilloso de los poemas.
Entre letras y pasiones, donde todos nos enredamos, pero solo algunos nos encontramos.”