Aun no son las 5 de la tarde y ya he pasado casi todas las emociones que uno vive en una vida entera.
De alegrÃa a apatÃa, de apatÃa a tristeza, de tristeza a deseo, de deseo a coraje, de coraje a enojo, de enojo a añoranza, para darme cuenta que al final, me siento vacÃa de nuevo. No tengo nada, en serio; y lo peor de todo es que de veras no tengo nada, aunque lo tenga todo. Que si supiera donde se origina esta tristeza lo ahuyentaba, que si la nada no me pesará como todo, la dejaba. Que si todo lo demás me llenará mas que esta inmensa nada, no serÃa precisamente eso, nada. Que me debo refugiar en ti cada fin de semana. Que las endorfinas te tienen celos porque eres tu y no ellas lo que me dan alegrÃa. Y entre tantos sentimientos, uno es predominante: la verdad es que estoy cansada.
¿Cómo se puede sentir tan vacÃa estando tan llena de emociones?
La emoción te abruma tanto que se vuelve aplastante, y es tan abundante que termina siendo nada.
Nada. Eso tengo.